¿Cómo vemos la periferia?

Palabras que reniegan la ciudad

Nos importa una mierda literal puesto ya que toda nuestra cagada va pal rio, ese río que alimenta a miles de seres que dependen de su cauce, de sus ritmos y de su agua tan preciada; pero, ¿cómo comprenderlo de una manera más profunda? Para que podamos asumirlo a nuestra cotidianidad.

Nacimos desterradxs sin ningún vínculo a la comunidad. Vivimos tan ajenxs ciertos ciclos, plantas y saberes que nos permitirían comprendernos como parte de un todo. Ni siquiera podríamos hablar de un sentido de pertenencia al barrio, pues hasta esto se ha perdido a pasos agigantados. Cada vez hay más pobres desclasados y arribistas sin mirar pa’ bajo, engrilletadxs al trabajo-salario entre la precariedad y la estafa del consumo para ser felices, con la ilusión de ser buenxs consumidorxs.

Pasan de nacer pobres a aspirar a un nuevo celular o unos tacles, y que se chinguen lxs demás. No todo está perdido, pero tampoco romantizaremos el “abajo” en esta clara guerra de clases.

¿Cómo cultivar con dignidad el abajo?

La ciudad es voraz 

¿Cuántos recursos se necesitan para que esta chingadera arranque y funcione? ¿De dónde viene toda esa energía y bienes naturales? Pues de todo lo que rodea el pavimento y subsuelos para que vivamos todos amontonadxs en edificios que se carcomen.

Desde la colonizacion y más atrás venimos mamando esta estructura de megalópolis, para una más fácil dominación y control. La administración debía ser central y en manos de muy pocas personas para efectuar con mayor facilidad e imponer estas formas tan ventajosas para unxs pocos. Necesitaron lugares donde estuvieran los grandes talleres-almacenes para suministrar todas las necesidades, despojándonos de nuestros saberes naturales-espirituales  para satisfacer nuestras necesidades, prácticas tan comunes en pequeñas comunidades y  en contacto con otras comunidades que intercambiaban haceres y así poder sobrevivir todas juntas en una simbiosis-armónica. En algún punto las ganas de dominar se impusieron, y fueron pasando de generación en generación  hasta establecerlas casi casi como esenciales a nuestra especie.

El “apoyo mutuo”, factor imprescindible y esencial para sostenimiento de la vida-caos sería remplazado por la “capacidad del más apto para sobrevivir”, discurso que sería fácilmente asimilado por “lxs de arriba” para justificarse aún más en sus ganas de quererlo todo y sentirse legitimadxs por la idea de que han trabajado más, han explotado, matado más y por ende lo merecen todo.

Es por eso que subidos en este “tren del progreso” y para mejorar los números, necesitan seguir p’arriba y en linea recta cueste lo cueste, no importa si una comunidad perdida en el bosque ama su río y habla con las montañas, o una manada de jabalíes sigue reproduciendo su vida como lo ha hecho de generación en generación. Para el capitalismo-ciudad da lo mismo; todo tiene que estar a su servicio y disposición divina; nada esta por encima de este sistema-muerte; sólo el dinero; ni siquiera aquello que siga reproduciendo la vida.

Para continuar caminando entre las ruinas de la ciudad ¿que vamos a hacer?
¿como vamos a manifestarnos y luchar por la tierra? Si ya no nos queda nada.

Nos falta mucho observar a las comunidades de peces, venados, jabalíes, coyotes y aves que habitan esos pedazos de montaña y ríos para poder entender un poco.

Nuestra vida “no vale nada”, porque no es rentable para algún explotador ¿cómo vamos a alzar el aullido para parar toda esta muerte?

Nos ha faltado hablar mas con las montañas estar en sus entrañas para que nos digan cómo lo vamos a frenar, por que las respuestas de seguro nunca vendrán de la CIUDAD.

This entry was posted in General and tagged , , . Bookmark the permalink.