Ciudad monstruo a espaldas de la barranca del Rio Santiago, territorios dominados por el narcoestado mexicano, en espera de que lleguen las lluvias.
El colapso lleva rato que dejó de ser un punto hipotético en el futuro para pasar a ser un hecho a gestionarse. Las viejas formas de lucha, centradas alrededor del trabajo (en el peor de los casos, alrededor de una “mejor gestión” de la explotación) han quedado obsoletas en un tiempo donde la condición de desposeídx abunda, pero lxs trabajadorxs se han vuelto un elemento marginal. Las batallas ya no se libran en la fábrica o el campo, las filas de lxs explotadxs ya no están llenas de obrerxs sino de desempleadxs, de trabajadores temporales y precarixs, de sicarixs, en general, de fuerza de trabajo que ya nadie quiere comprar, de capital nunca actualizado, población considerada excedente, sometida al apartheid y al exterminio. La transformación de nuestra especie en mercancía no deseada ha tenido como consecuencia previsible la implementación de sofisticados modelos para su eliminación.
El cuerpo social del capital ha ordenado una apoptosis de proporciones sin precedentes, instalando nuevas infraestructuras para el exterminio cotidiano o, en su defecto, para el encierro como forma de vida. Nuevas y sangrientas guerras en Ucrania y Pakistán, genocidio en Palestina y Sudán, exterminio racial en el entramado fronterizo de EEUU y en el mediterráneo, desapariciones masivas en el estado mexicano y nuevas y quirúrgicas tecnologías de vigilancia en todo el globo son la punta de lanza del capital en los tiempos de la sexta extinción masiva. Tal vez el estado no tenga razón alguna para matar a cualquiera, pero, a sus ojos tampoco hay razón alguna para mantenerle con vida.
La escasez como ley de la naturaleza y la guerra de todxs contra todxs como ley de nuestra especie son la profecía autocumplida de la civilización capitalista. Nuestro planeta ha resentido las consecuencias de un mundo construido para las máquinas, donde la extenuación subyacente es lo que otorga el valor a las cosas mientras las necesidades más elementales de la tierra y sus habitantes son pisoteadas en pos de la máxima productividad al menor costo posible. Sin embargo, el capital ha aprendido a aprovechar la devastación que él mismo ha generado, presentándonos como solución la profundización de los
esquemas de poder que nos llevaron hasta aquí. Por ello nos parece crucial reivindicar que no vivimos en un estado de inseguridad, vivimos una guerra. El estado no ha fallado en sus “responsabilidades”, el estado ha tomado partido y no es el nuestro.
No vivimos un “descontrol”, vivimos bajo el control más opresivo de fuerzas mafiosas. La solución no llegará del depredador más voraz, de aquel que tras triunfar sobre todo el resto, se ha esgrimido como juez y destino de la especie.
En este contexto, la insurrección no puede hacerse esperar, la destrucción del mundo de la mercancía se ha vuelto una necesidad de supervivencia. Nos negamos a la tranquilidad de quien se organiza como forma de expiar sus culpas y de aquellxs que se limitan a exigir una explotación reglamentada, nosotrxs declaramos abierto el camino de la secesión, tejer rutas de escape hacia la recuperación de nuestras vidas. Ya no hay posibilidad de seguir luchando en el mismo territorio. Es por ello un imperativo crearnos un terreno distinto, atacar escapando, robándole su fuente de energía a la máquina que nos esclaviza; huir y destruir construyendo. Este es un llamado a la puesta en común de formas de secesión-resistencia, a escribir sobre alternativas y rutas de escape desde los márgenes.
¿Cómo resistir y rebelarse ante el exterminio generalizado? ¿Cómo sobrevivir la violencia y la hecatombe climática sin socorrernos en las fuerzas del estado ni buscar la salvación individual? ¿Cómo conectamos las resistencias contemporáneas con luchas ancestrales contra la dominación sobre la naturaleza, la humanidad y otras especies? ¿Cómo luchar contra la sociedad atomizada y hostil, construyendo vidas más allá de la ley y el rango de visión del capital que no impliquen el abandono de lxs otrxs sino la recuperación de la sociabilidad negada?
Les invitamos a ser parte de estas reflexiones/diálogos, estaremos recibiendo aportaciones de textos y gráfica hasta el 6 de junio al correo lamaranada@riseup.net
Máximo 2 cuartillas para texto, imagen con buena resolución o escaneada
¡Difunde y Ataka!
“Todo será de todxs, nadie mandará sobre nadie”
